Mi Vida como billete de cien

Mi "vida" como billete de cien.

    Nací, a partir de la medida de reconversión monetaria realizada en el año 2008, y para aquella época estaba considerado como un billete de mucho valor, tomado en alta estima por todo aquel que lograba tener la dicha de llevarme en la cartera o billetera, dándose el caso, que cuando me iban a utilizar para el pago de algún tipo, se preguntaba antes, para ver si se disponía de vuelto o si me aceptaban, qué tiempos aquellos.

  Con decirles que en el 2010 se llegó a considerar tan fuerte mi representación, que volvimos al 4:30, ¡imagínate!, muchos salieron a los estados juntos y pudieron volver a decir "ta barato, dame dos", un dejavú  que veo imposible que vuelva a ocurrir.

  Pero desde la caída del precio del barril petrolero y luego de muchas medidas económicas, unas acertadas, pero otras no, empezó mi debacle, pasé a ser un billete más, tenía un poco de fuerza, pero no como antes. Y más triste me sentí por mi primo menor, aquella moneda emblemática que lleva impresa la misma imagen que yo, que empezó siendo fuerte, con él se podía comprar un café con leche o un marrón grande, y quedaba vuelto para dejárselo de propina al muchacho de la panadería, hoy ya no lo aceptan, ni lo toman en consideración, paso a ser un icono olvidado, sin necesidad de que se emitiese una resolución o un mandato gubernamental, solo basto que la inflación lo devorara. 

  Volviendo a mi "vida" actual, me siento cada día más cerca de mi desaparición física, ya que mi valor es prácticamente inexistente, con decirte que se necesitan catorce de mis hermanos para pagar un cachito y un café, y para colmo, aparte de que la inflación me amenaza de muerte constantemente, ahora el gobierno, aun cuando está dirigido por otras personas, que una vez me dio la vida, me la quiere arrebatar.

  Por ello me siento como aquella persona inocente que ha sido condenada a muerte injustamente, por una justicia ineficaz y complaciente o por oscuros intereses, esperando el día final, y que en la espera le pasan por la mente todas aquellas cosas que se podrían haber hecho para cambiar su destino o las que no podrá realizar, pero que de repente, el abogado defensor le dice: te conseguí un mes más de vida, quédate tranquilo chico, hay que tener fe.
  
  Así me siento yo, pero ¡ahora, hoy!, 20 de marzo de 2017, ya que cuando se dictó el decreto de mi    muerte, el pasado diciembre, al principio pensé que era una locura, me preguntaba, ¿cómo un gobierno decretaba, de la noche a la mañana (con un lunes bancario de por medio) quitarle  el billete de más alta denominación al pueblo al cual se debe?, eso me pareció totalmente descabellado.

  Pero al analizar las razones que se argumentaron para el momento, me pareció justificable, entre ellas, la que más me convenció fue de hacer caer aquellas mafias que acaparaban a cientos o miles de mis hermanos, con el fin de trastocar la economía venezolana, aquellas mafias dirigidas, ya sea por: pranes; por personas que portan soles o estrellas; por políticos de uno u otro "bando"; por enchufados; por oportunistas; por comerciantes sin escrúpulos, en resumen, por alguien que, quizá nació en esta república, no es digno de llamarse venezolano.

  Para el momento me vino a la mente una película donde el protagonista esta representado por Johnny Deep, donde  tiene el papel de un Gangster donde guardaba todo su efectivo en una casa y tiene las habitaciones, los pasillos, la cocina y los baños llenos de billetes, y eso me convenció de mi muerte, cual eutanasia, iba a tener una finalidad loable, quizás hasta iba a pasar a ser un mártir de la revolución, pero no fue así.
  
  Si se hubiese hecho lo que se dijo: el sacarme de circulación, el cerrar la frontera para impedir la repatriación de mis hermanos cautivos en el exterior, el aprehender a todo aquel que transportara cajas, camionetas o camiones llenos de  billetes dentro del territorio nacional y que no pudiera justificar su procedencia, si todo eso se hubiese hecho, en ¡ese! momento, entonces, mi desaparición física tendría justificación.

  Pero no pasó así, no tengo como saber cuál fue la razón, pero puedo imaginarme, que quizás alguno de los pranes antes citados, llamó, y amenazó a quienes toman las decisiones, pudo ser una amenaza de muerte, ya sea política o peor aún, física, y ello origino una prorroga en mi condena. La cual se ha dilatado cinco veces más. 

  Tiempo que según mi humilde opinión ha sido aprovechado para: que regresen mi hermanos que se encuentran en el exterior, si tienen suerte, ya que algunos no volverán, como las 25 toneladas de billetes encontrados en Paraguay, y de los que aún no se sabe que pasará con ellos, ni quiénes son los responsables de que fuesen a parar al extranjero, o de cambiar a mis hermanos que se   encuentran apilados en esas casas de dinero, por mis nuevos primos, los cuales tienen un valor muchísimo  más alto que el mío, de los cuales he leído y escuchado, que circulan por el territorio nacional, pero que aún no he tenido la oportunidad de conocerlos, y me corre un escalofrío al imaginarme a un Johnny Deep, que, al ver una casa donde antes estaba llena de billetes, del suelo al techo en todas partes, ahora con el cambio por los nuevos billetes solo tiene apenas ocupada media habitación, y no la principal, sino la de la muchacha de servicio. Y como es la siquis humana, al ver aquella escena se sentirá estafado, que ha sido robado, y lo más seguro es que ordenará o buscará la manera de llenarla otra vez.

   Pero como dijo el abogado defensor al cliente: ten fe, y yo aún tengo fe, que mi vida no acabe el próximo mes, o que pase como el cuento del pastor, que para llamar la atención gritaba "viene el lobo, viene el lobo" y todos se acercaban a ver qué pasaba, pero con el tiempo ya nadie le hizo caso, y si eso ocurre, quizás pueda seguir circulando entre quienes de una manera u otra, me quieren y desean, que son aquellas personas para las cuales dedico mi existencia, que son mi razón de ser, no los habitantes, sino los Ciudadanos Venezolanos 

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